El Alma de la Toga
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Fecha
1919
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Resumen
He querido escribir este Prólogo, presentar esta edición de un libro que, escrito cuando el autor celebraba sus bodas de plata con la abogacía, a los veinticinco años de la muerte de su autor, sigue con vida. Acaso mi deseo de escribirlo corresponda la situación espiritual que un grande del derecho, Francesco Carnelutti, refleja en las palabras con que inicia el último de sus grandes libros: "Este es un
libro que sólo un viejo cargado de experiencia y de tristeza
puede escribir". A los veinticinco años de aquella luminosa
VII mañana de mayo, en la que tantos españoles y tantos argentinos acompañamos el cadáver de don Ángel Ossorio,
yo he sentido el deseo de expresar que el espíritu y la obra
.de don Ángel no han muerto; que siguen siendo actuales (l);
ocurre así porque todos los valores que se contienen en esa
obra son permanentes, eternos. Y esto lo puede decir sin
merma de la emoción, con mayor objetividad, o al menos
con mayor independencia, quien no pertenece a su familia.
De la misma manera que solicité para la edición anterior
el prólogo de Manuel Ossorio, y para las Cartas, el de
Josefina Ossorio, he deseado para esta edición, que tiene
un cardtter de definitiva y el sentido de un homenaje, re-
levarles de ese compromiso, y asumirlo yo, con esa, independencia de quien no pertenece al círculo de la familia y puede, por tanto, contemplar la vida y la obra de don Angel desde un ángulo visual en el que a ellos les sería difícil situarse y expresarse.